Descubrir como la vida emigra…
Se mueve y recorre un rumbo sin fin.
Igual que aquel eterno río que pasa y jamás es el mismo.
Igual que aquel arroyo que baja sin detenerse a pensar.
Sentirse quieto y absolutamente solitario en una tarde de sol de otoño.
Y reconocer la brisa y el aroma del viento en cada movimiento de pétalos
Pero sentirse adentro quieto, muy quieto y muy callado.
Tanto que sólo percibimos los latidos de –tal vez- nuestro corazón doliente.
Se escucha el ladrar de perros y a lo lejos un relincho de un caballo…
La tarde pasa. Se mueve lenta y cadenciosamente por la atmósfera celeste
y límpida .
Y un despertar de luz en el que te das cuenta que estás solo, absolutamente solo entre tanta inmensidad.
Y que todo lo que pasó nada te ha dejado.
Y que de tanta gente y tanta historia nada te ha quedado.
… Las risas de unos niños se escuchan a lo lejos
… El monótono canto de las palomas
… El apenas perceptible sabor del sol en tus labios
La vida va.
Y vos... eternamente quieto...
PAOLA
Eternamente Quieto...
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