Una vez más, la mañana amarilla se aleja con pasos precisos y complejos.
Respiramos por última vez su precioso sabor de amapolas,
sonreímos por última vez a su insolente rostro de Fresia.
La definitiva noche turquesa se despide con un sólido titilar de astros.
Nunca más veremos nuevamente este fulgor de Venus
y la radiante soledad lunar.
El clamor de la orquesta se siente por postrera vez.
Cada sonido se encuentra con nuestro oído y se despide indefectiblemente.
Jamás los sones de los violines se escucharán en la penumbra del alma.
Es un nuevo adiós. Tan conocido y dulce como tantos otros.
Es la eterna muerte que viene y se nos ríe y se burla y se esconde.
Y vuelve a aparecer cuando menos la esperamos.
Y nos regala su olvido, y su sabia austeridad.
Su manto blanco y su guadaña piadosa.
Otro adiós y van tantos!
Otro renacer en cada momento de eterna despedida.
Morir y nacer y volver a morir.
Como un eterno y desquiciado carrusel de las vidas,
nos subimos y bajamos y volvemos a subir y con algo de suerte recibimos la sortija...
Esa que nos permite morir sin morir y seguir girando...
Para no dejar atrás todo lo aprendido
y seguir girando mientras vas muriendo...
PAOLA
Una descripción a lo indescriptible... la muerte Mística. Genial!
ResponderEliminarLos giros y paisajes y figuras son esplendorosos.
Muy hermoso!
Ascheen
<3 gracias!
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