Bienvenidos al sitio donde con toda humildad publico las canciones que mi Daena me dicta. Me susurra despacito cada palabra a ese oído que no es el físico, sino que está mucho más allá de mi entendimiento humano. Porque lo esencial, como diría el Principito, es invisible a los ojos...



domingo, 29 de julio de 2012

EL REGRESO A GINNUNGA




No existía el aire, ni la tierra, ni el mar.
No existía el perfume de las flores
ni el aroma de los vientos.

No estaban a la vista los dioses ni los hombres.
Ni el adentro ni el afuera.
Ni el arriba ni el abajo.
Ni lo bueno, ni lo malo.

No llorábamos. Ni reíamos.
No estábamos apurados por llegar.
Ni importaba dónde llegar.
Ni con quién.
Ni por qué.

No estabas vos, ni él, ni yo.
No éramos ni el chocolate, ni el café, ni los héroes, ni los verdugos.
No sabíamos. No ignorábamos.

Sólo era El Eterno Abismo.
Y era El Padre, presente en el Perpetuo Crepúsculo.

En un solo instante se dividió la Nada. Y se hizo el frío y la oscuridad.
Y se formó la luz y el calor.
Y ya dejamos de Ser para Estar.
Y para Parecer.

El vapor se elevó de los eternos hielos envenenados y contaminó a hombres y bestias.
Y cada capa formó un velo que nos ocultaba.
A nosotros. Y al Padre.

Y surgieron los dioses. Odín. Y Thor. La guerra y la desolación.
Y comenzó el hambre y los triunfos.
Y las risas y el goce.
La sensualidad y la traición.
El amor y el desamor.
Los lobos y la Luna.

...millones de eones acontecieron...
Es hora de volver a Ginnunga...

PAOLA

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