
¿Qué ocurre cuando mueren los niños?
¿Cuando sus almas sobrevuelan las eternas alas del destino?
¿Cuando su corazón no tuvo tiempo de sentir odio, o rencor o miedo?
¿Qué les pasa a sus almas cuando se desprenden?
¿Acaso es diferente a los otros?
¿Tal vez su espíritu es más puro? ¿o más sabio?
Muchas veces creamos ángeles de los niños muertos.
Y pensamos que sus almas nos cuidan del otro lado.
Y que, seguramente, no pasan las penas del infierno rojo,
ni necesitan de los rezos lastimeros de las monjas santas.
No sé que ocurre con un niño cuando muere...
No intento saberlo, tampoco, pues sospecho
que nada distinto ocurre de cualquier muerto.
Y que su estadía en la tierra arriba no difiere de la tierra abajo.
Y que el Hades no les es más benéfico o más malvado que a cualquier humano.
Y que todo lo que debe pasar allí o aquí no cambia con la edad del vivo.
Ni tampoco con la edad del alma.
Sí, tal vez - sólo tal vez - con la sabiduría de su espíritu.
Espíritu que ha vagado más o menos despierto por el mundo.
Espíritu que ha elegido más o menos conciente su destino.
El niño muere y con la muerte
encuentra, solamente, una nueva tarea para comenzar...
PAOLA
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