
Hacia allá van tus alas, sacerdotiza de Amá...
Tierna gata ojos tristes, que observabas el mundo con tu mirada dulce y melancólica,
que eras la compañera buena de mi niño,
la eterna amada de nuestras comentarios,
heroína de andanzas imaginadas y exaltadas
diosa de reinos sólo nuestros, donde reíamos, jugábamos y compartíamos unos pocos.
Mi chiquitita y buena... siempre estarás en el recuerdo hermoso de una niñez que fue creciendo a tu lado...
Gracias por tanto amor.
Vuela, mi pequeña, vuela!!!
Besos, besos y más besos!!!
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