
Me miraste... Con esa, tu mirada de diablo embravecido.
Destellaban tus pupilas. Rojo fuego cada una.
Sentí a mis piernas morir.
Vivencié el abismo en mis sentidos.
Las llamas de Hades invadieron mi sangre.
... Y tan sólo me miraste...
Tus rasgos indios presagiaban eternos placeres y pecados.
Y al mismo tiempo ancestrales dolores inconclusos.
Tus ojos... ¡Ay! ¡Tus ojos!
¡Cómo explicar la vibración que recorre mi alma cuando me miran!
Cómo explicar esa especie de miedo y fascinación que me provocan.
Ojalá nunca más tus ojos tropiecen con los míos...
Ojalá jamás vuelva a encontrarme con tu destello.
Ojalá algún día pueda sacarme la agonía de haberte visto cuando me mirabas.
No hay más respiro. No hay más sosiego.
La eterna desazón del pecado concebido.
Esa especie de angustia por haber probado lo prohibido.
El saber que hemos entrado al infierno.
El estar en las garras del amo del averno...
... Y tan sólo me miraste...
PAOLA
¡AAYYY!... Cómo te entiendo... cómo te entiendo!... La fascinación de lo "prohibido", la fascinación de lo vivido, tal vez, en otras vidas... ¿o en ésta, quizás?...
ResponderEliminarHermoso Poli... Hermoso... sincero, sin máscaras... Sólo Fuego. Haydée