Bienvenidos al sitio donde con toda humildad publico las canciones que mi Daena me dicta. Me susurra despacito cada palabra a ese oído que no es el físico, sino que está mucho más allá de mi entendimiento humano. Porque lo esencial, como diría el Principito, es invisible a los ojos...



jueves, 25 de febrero de 2010

PREGUNTAS


Qué se hace con el hastío, cuando llega.
Cómo se logra retornar a lo puro.
Cuánto tarda en morir el amor.
Quién es el culpable.

Dónde encontramos el sosiego.
Por qué nos asalta la desazón.
Cuántas veces creeremos que es posible.
Cuántas veces nos mentiremos a nosotros mismos.

Cuándo será demasiado tarde.
Qué se siente cuando ya no hay más nada.
Qué sentimos cuando el corazón se agota.
Quién es el culpable.

Cómo sobrellevar la pena.
Dónde esconder la sinrazón y el dolor.
Por qué siento este vacío.
Por qué no quiero entender que es el final.

Quién es el culpable.

PAOLA

lunes, 8 de febrero de 2010

LO QUE TRAES


Soles de otoño arrasan tempestades
y la calma que antecede a las mareas
me ronda por el cuello esta mañana en este mes de transición.

Tu alma no espera esta agonía
pero la intuye
y sabe que es en ella donde nace.

Miles de pájaros danzantes sobrevuelan este día fatigado.
Y su canto no resuena.
Solamente se atisba en tu regreso.

Allá, a lo lejos, tras las cumbres nubosas del altillo
apareces como un águila trashumante en su vuelo
con tu rostro despejado de pudores
y tus hombros blancos de azahares.

Nadie que no quiera, puede verte.
Con tu paso reverencias los sentidos de los que Son.
Y traes Resplandor y Dolor en las murallas.

En las cumbres de tus cabellos ígneos traes
Desolación y Bienaventura.
Amor y Muerte.
Amanecer y Ocaso.
Sueño y Vigilia.
Guerra.
Y Paz.

PAOLA

miércoles, 3 de febrero de 2010

ME MIRASTE


Me miraste... Con esa, tu mirada de diablo embravecido.
Destellaban tus pupilas. Rojo fuego cada una.

Sentí a mis piernas morir.
Vivencié el abismo en mis sentidos.
Las llamas de Hades invadieron mi sangre.

... Y tan sólo me miraste...

Tus rasgos indios presagiaban eternos placeres y pecados.
Y al mismo tiempo ancestrales dolores inconclusos.

Tus ojos... ¡Ay! ¡Tus ojos!
¡Cómo explicar la vibración que recorre mi alma cuando me miran!
Cómo explicar esa especie de miedo y fascinación que me provocan.

Ojalá nunca más tus ojos tropiecen con los míos...
Ojalá jamás vuelva a encontrarme con tu destello.
Ojalá algún día pueda sacarme la agonía de haberte visto cuando me mirabas.

No hay más respiro. No hay más sosiego.
La eterna desazón del pecado concebido.

Esa especie de angustia por haber probado lo prohibido.
El saber que hemos entrado al infierno.
El estar en las garras del amo del averno...

... Y tan sólo me miraste...

PAOLA