
La tierra me llama...
Mis manos azules la encuentran,
la perciben...
Rozo cada una de sus vértebras y me dejo impregnar por ella...
El simiente entre mis dedos salta y se arrebuja en su vientre...
La tierra negra, sedosa, húmeda me busca.
Siento su textura fría y tibia a la vez.
Se esparce entre mis manos y la dejo atracar en mi regazo.
Dulce.
Viva.
La tierra es un grito:
Ven hacia mi!
Déjate enamorar!
Y camino descalza por su firmeza suave.
Y me conecto con cada una de sus raíces
ancestrales y heredadas del viento,
del agua,
del fuego...
Y soy como ella en un momento:
me convierto en su árbol,
en su espiga,
en su fruto,
en cada uno de sus matices...
Cuando la tierra y yo seamos una,
ya no habrá nada que temer...
Mis manos azules la encuentran,
la perciben...
Rozo cada una de sus vértebras y me dejo impregnar por ella...
El simiente entre mis dedos salta y se arrebuja en su vientre...
La tierra negra, sedosa, húmeda me busca.
Siento su textura fría y tibia a la vez.
Se esparce entre mis manos y la dejo atracar en mi regazo.
Dulce.
Viva.
La tierra es un grito:
Ven hacia mi!
Déjate enamorar!
Y camino descalza por su firmeza suave.
Y me conecto con cada una de sus raíces
ancestrales y heredadas del viento,
del agua,
del fuego...
Y soy como ella en un momento:
me convierto en su árbol,
en su espiga,
en su fruto,
en cada uno de sus matices...
Cuando la tierra y yo seamos una,
ya no habrá nada que temer...
PAOLA
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