Bienvenidos al sitio donde con toda humildad publico las canciones que mi Daena me dicta. Me susurra despacito cada palabra a ese oído que no es el físico, sino que está mucho más allá de mi entendimiento humano. Porque lo esencial, como diría el Principito, es invisible a los ojos...



lunes, 22 de junio de 2009

EL CONCIERTO


La música llega hasta mis oídos.
Sicus y quenas rememoran tiempos ancestrales...
Cuando los cóndores eran dueños de la Tierra.
Cuando el sol elevaba sus plegarias diariamente.

Un quejumbroso violín me descubre al monte muerto
y los aborígenes lloran su patria desolada.
El erke entona una canción de siglos.
Siglos pasados. De lunas nuevas.

Ahora es el turno de las guitarras.
Nota a nota recuerdan gritos liberados.
Águilas encadenadas que rompen sus grilletes

y se lanzan, en cada rasguido, al cielo azul infinito.

La música llega. Despacio y sin pausa
a inundar el silencio.
Yo la siento. Primero lejana. Luego dentro mío.
Cada vez más potente. Más clara. Más pura.
Arriban a mí sones que son rezos.
Oraciones de años perdidos en la inmensidad del tiempo.
Oraciones de antes del momento del abandono,
del errar el camino.
Oraciones que ya no sabemos escuchar. Ni comprender.

Un tambor lejano retumba allá a lo lejos,
y su golpe remueve heridas inconclusas.
Cada golpe es un alerta al niño desprotegido:
¡No te alejes! - parece decirle
¡No te alejes! - suplica el sonido.

La Orquesta entera es ahora un Gran Concierto.
Ya no es un instrumento que se suma al otro.
Ya es un TODO. Una UNICA cosa,
que me envuelve. Que me llama.
Que me cobija. Y me aclama.

Y en los brazos infinitos de sus notas musicales
soy Yo. Otra vez. Unida a ellas.
Soy guitarra, erke, quena, violín, tambor y sicus.
Soy el canto de los indios.
Soy la Música Divina.

PAOLA

domingo, 21 de junio de 2009

ASI ME SIENTO


Como el encanto de la brisa sobre el pelo que acaricia el rostro.
Así me siento.


Aspiro una a una las partículas de prana que ennoblecen el alma.

Y sonrío,

muy fugazmente...
Tal vez nadie lo note.
Quizás pocos se den cuenta.
Pero estoy feliz.

No la felicidad de la carcajada absurda.
Ni la del gozo estimulado sin razón.
Ni la de las encandilantes luces de la alegría pagana.
Ni siquiera la de la pacífica idea de "las pequeñas cosas"...

No sabría describirlo con palabras,
y es posible que no se entienda si me observan.
Pero... ¡qué importa que lo sepan!
Si yo lo siento.

Inundando cada rincón de mis cuerpos eternos
iluminando las sombras
ahuyentando los fantasmas de las tinieblas añejas.
Allí está: La Felicidad.
¿O tal vez mejor llamarla Alegría?


¡Qué importan las palabras que la definan!
Si ella ES. No hace falta que la explique.
Si ella ES. No hace falta siquiera que la entienda o que crea en ella.


Como la mirada dulce que se posa radiante en el Ser Amado.

Así me siento.

PAOLA

lunes, 15 de junio de 2009

MATEO 14, 22-36


Me perdono a mi misma, por mis dudas...
Sé que llegaré!!!!!


En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí. Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”. Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios” Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron curados”

sábado, 6 de junio de 2009

NOCHES COMO ESTA


En noches como ésta
suelo pensar en mi infancia.

Niñez blanca
.
Manojos de azahares.
Perfume de naranjos.
Palmeras centenarias.
Huellas de caballos.

En noches como ésta
melancólicas y nostálgicas,
sueño con imposibles regresos.

Techos altos, rejas verdes
aljibe vacío -o no-
sin agua, con historia.

Los cuentos de la nona
y el monte misterioso
plagado de duendes
y árboles con puertas mágicas.
Y los cactus.
Casas de brujas
...
Castillos de miedo y aventura.

El camino infinito escondía hinojos
y hombres con barbas a sus costados.
El camino infinito...

En noches como ésta
suelo pensar en mi infancia.
Y regreso...
PAOLA