…Y volvimos a sentir esa sensación extraña de no saber qué pasará…
La de estar parados al borde de un abismo,
la de mirar para atrás y sentir que todo fue un sueño;
hermoso, placentero o siniestro;
pesadilla o fantasía.
Pero sólo eso.
…Y miramos hacia el frente y vemos La Nada ante nuestros ojos.
E intentamos proyectarnos hacia ella pero no nos quedaron fuerzas o la suficiente imaginación.
O simplemente no nos interesa.
Tan compenetrados en estar aquí
y ahora.
Tan convencidos que no importa qué es lo que haya allá.
Porque lo que importa - si es que importa - no está en ese lugar.
Tampoco en éste.
Sino en otro lado.
Más profundo.
Más interno…
Seguimos adentro del vientre de la ballena.
Seguimos revolviendo a nuestros ancestros.
Pero no ya desde el pasado
sino ahora
y aqui…
Y un millón de mariposas se regocijan en nuestro estómago.
¿Enamorados de la vida tal vez?
¿O de la muerte a cada instante?
Ya ni nos queda la mísera y tonta esperanza del “fin del mundo”
A lo valientes que supimos ser al elegir estar en estos momentos
debemos demostrarlo ahora.
Porque ahora y para siempre y desde siempre
todo depende de cada uno
de nosotros.
No está Dios en las Alturas,
ni está el Diablo aniquilando infiernos
No están las hordas de ángeles que nos vigilan
o nos cuidan
o nos atacan.
Ya no están los Hermanos del Cielo que nos rescatan.
Ni las energías que bajan,
Ni las profecían que salvan o que hunden.
No hay nadie afuera.
Y sin embrago...
Todo está dentro mío... Como un pequeño, insondable y profundo Aleph...
PAOLA